Datos, el nuevo petróleo del Siglo XXI

El mundo necesita nuevos “profesionales” que entiendan esta nueva realidad, y universidades que entiendan estas nuevas necesidades
 

Los datos se han convertido en el nuevo petróleo del Siglo XXI, pero como el petróleo nos ha demostrado puede valer CERO, en realidad el valor del petróleo está en el proceso de refinación y sus derivados que se pueden extraer de él, que hace que su valor se multiplique exponencialmente. Por eso, no es casual que la economía del mundo depende tanto del petróleo y los países con mayores reservas del mundo sean ricos y poderosos, además esto ha provocado guerras por el control de este.


Lo mismo sucede con los datos, los datos por si mismos no sirven y mucho más ahora que se genera tanta cantidad de datos. El valor está en la extracción, transformación y la carga de estos (“refinación”) para digitalizar procesos, automatizarlos, usar Big Data, Business Intelligence (BI) e inteligencia artificial para predecir comportamientos y anticiparnos a los resultados para mejorar la calidad y cantidad de productos y servicios del nuevo consumidor social.

En 1990, la casa era la unidad de negocio pues se aspiraba a que cada casa tuviera una computadora personal (PC). El 2010 los ciudadanos pasamos a ser la unidad de negocio, pues con la aparición del celular, se aspiraba que cada persona tuviera uno. Hoy se habla de las cosas como la unidad de negocio, pues con la llegada del Internet de las Cosas (IoT) se aspira que cada cosa sea un dispositivo que envié o reciba información para hacer algo.


Esto, está provocando que hemos pasado de 500 millones de dispositivos conectados en 2003 a 50,000 millones de dispositivos ahora y se espera que el año y el 2030 serán 1,000,000 de millones. El crecimiento del volumen de datos es exponencial; el 2025 habrá 175 veces la información generada en 2011. Para ello será necesario contar con una capacidad de procesamiento cada vez mayor y mejor; más veloz, de grandes cantidades de datos, y con algoritmos cada vez más sofisticados e intuitivos; a través de inteligencia artificial, para procesarlos. Entre mejor sea el proceso de “refinación” de los datos, es más probable que obtengas más inteligencia y por ende más beneficios para el que lo haga mejor.


Por lo que muchas de las mayores empresas del mundo, se han concentrado en la captura de los datos, porque cada día se encuentran miles de usos nuevos. De hecho, incluso tenemos países como Estonia, que ha generado todo un proceso de transformación digital, donde uno puede realizar casi todo de manera virtual (solo dos cosas no se pueden hacer virtualmente: casarse y vender una propiedad), por lo que el manejo, procesamiento y seguridad de los datos se ha convertido en un tema de estado.


“Muchas de las mayores empresas del mundo, se han concentrado en la captura de los datos, porque cada día se encuentran miles de usos nuevos…”


De igual manera, escuchamos casi todos los días, de filtraciones de datos o hackeo de datos, y como consecuencia pérdida del valor de la empresa (que permitió la filtración de datos) o por ejemplo, un incremento en la demanda de gasolina en varios estados de EE.UU. tras un ataque de hackers rusos que cerró el oleoducto Colonial, una arteria crítica para la gasolina en ese país.


Esta claro que el poder de los datos, de la propiedad de los mismos, del uso de estos, de su seguridad, serán muy pronto parte de la macroeconomía de los países y ser verán rápidamente los efectos en los mercados de valores de las empresas que mejor la administren. Las empresas y los países que mejor los “refinen”, sin duda subirán su valor de mercado y su poder de influencia.


Cada vez más avanzamos a un mundo más abierto, donde ya no es suficiente ser “dueño de una patente”. En China, por ejemplo, la propiedad intelectual no está protegida, por lo que los empresarios no se pueden conformar con un buen invento, deben continuar innovando; como un proceso continuo, haciendo mejoras en funcionalidad y calidad de sus productos constantemente, y esto incluye su utilización de datos.


De ahí que el mundo necesita nuevos “profesionales” que entiendan esta nueva realidad, y universidades que entiendan estas nuevas necesidades. De hecho, la enseñanza para la cuarta revolución industrial debe ser individualizada y por competencias.


Bienvenidos al nuevo mundo, donde los datos son el nuevo rey.

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