La descentralización esta en peligro

En 1985 se inicia el proceso de descentralización política en Bolivia con la promulgación de la Ley Orgánica de Municipalidades, la misma que responde a una ineludible necesidad de un gobierno fuertemente centralizado y poco eficiente. Entre 1994 y 1999 se pretende definir un nuevo modelo de gestión territorial, que encuentra algunas dificultades en la falta de claridad de la asignación de responsabilidades y en el inadecuado sistema de transferencias del gobierno central a los gobiernos locales.

La propuesta de descentralización, para bien o para mal, tiene un componente administrativo, otro económico y un tercero político que no son necesariamente concordantes. El primero busca la eficiencia en la captación y el uso de los recursos. El segundo busca el aligeramiento del Gobierno Central, delegando algunas responsabilidades del Estado a los Gobiernos Municipales. El componente político, puede convertirse en un peligro para la administración central, pues compite en popularidad, convirtiendo a los municipios en los nuevos escenarios para el surgimiento de lideres regionales que se han constituido en una amenaza para la vieja estructura política partidista de cuoteo del poder.


Esta dicotomía ha obligado a algunos “asesores” del Gobierno Central, ha constantemente atentar contra el proceso de descentralización, con medidas como la de coartar la actuación de nuestros consejeros departamentales –llevada a cabo en la anterior administración- o como la última ocurrencia del actual gobierno de desviar los recursos del alivio de la deuda para resolver algunos de los múltiples candados, que la incapacidad de las autoridades del sector económico-financiero –las cuales curiosamente no fueron cambiadas a pesar de ser las directas responsables de los hechos luctuosos de febrero- no han sabido descifrar en un país tan dependiente como el nuestro.

No solo que no les ha importado que se promulgo una Ley 2235 del Dialogo Nacional para garantizar que a ningún otro gobierno “inteligente” se le ocurriera otro destino que no sea el de luchar contra la pobreza, para los recursos del alivio de la deuda, sino que también se vulnero la fe del Estado comprometida con el Club de Paris, en relación al uso de estos recursos, además de burlarse de los padrinos –hablase la Iglesia Católica- de la condonación de la deuda externa.

Parece que en estos días los “asesores” del Presidente, se han convertido en una suerte de verdugos de la suerte del mismo, haciendo creer que todas sus equivocaciones ya no son del todo casuales e intencionales, sino también hablan de una conspiración al interior del partido de gobierno o ¿será de alguno de sus aliados?. Por lo menos para el pueblo boliviano esta claro que los fantasmas que ve el Gobierno Central junto con los expertos que detectaron las armas de destrucción masivas, así como el golpe de estado, solo esta sirviendo para darle oxigeno a un gobierno que no solo no tiene autoridad y gobernabilidad, sino que día a día se esfuerza por perder legitimidad, y que terminara cayendo por su propia boca y no porque los partidos de oposición y/o casi todo el pueblo le pida que se vaya.

Seria importante recordarle al Señor Presidente –incluyendo al en ejercicio- que la descentralización puede ser un instrumento eficaz para el fortalecimiento de la democracia, la dinamización del desarrollo y fortalecer la participación ciudadana, siempre cuando el Gobierno Central este dispuesto a devolver la autonomía del uso de los recursos a los gobiernos y comunidades locales, buscando mejorar la eficiencia administrativa, ayudar a la redistribución equitativa, y a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

Lo gracioso de toda esta historia es que el principal partido del Gobierno Central fue el principal promotor de la descentralización y su principal socio su principal detractor. Será que alguno se ha convencido que se ha equivocado –por lo menos en términos de réditos políticos- o será que la descentralización le esta cobrando una factura a sus ideólogos.

Por lo pronto, quienes defendemos y creemos que “el mejor gobierno es el que esta mas cerca del pueblo”; es decir defendemos la descentralización le decimos, no se equivoque Señor Presidente, se puede engañar a alguien todas las veces, se puede engañar a todos alguna vez, pero no se puede engañar a todos todas las veces.

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