Ni mar, ni gas

A propósito de este 23 de marzo, Bolivia debe agradecerle a Juan Evo Morales Ayma que hemos perdido sistemáticamente por lo menos la oportunidad de recordarle al mundo en todos los foros internacionales, el derecho irrenunciable de Bolivia de un acceso soberano al mar. Hemos cambiado nuestra política de Estado –posiblemente la única- por los besos, arrumacos e intercambio de regalitos (charangos, poleras de las respectivas selecciones, etc.) visitas de jefes de la Fuerzas Armadas, que en términos prácticos no han movido un centímetro la posición del Estado Chileno respecto a nuestra situación de enclaustramiento.

Y en vez de ser un tema de la agenda internacional multilateral, la hemos reducido a 1 de los 13 puntos de la agenda bilateral con Chile. Y ¿dónde quedo el slogan de gobernar obedeciendo al pueblo? Hasta donde recuerdo el primer referéndum realizado en la última época democrática, el pueblo boliviano voto en julio del 2004 mayoritariamente por el SI a la pregunta “¿Está usted de acuerdo con la política del presidente Carlos Mesa de utilizar el gas como un recurso estratégico para el logro de una salida útil y soberana al océano Pacífico?”. O será que terminado el mandato del entonces Presidente Mesa, nos olvidábamos de esta pregunta?.

Lo cierto es que Chile se cansó de la informalidad del gobierno boliviano, y a pesar de por primera vez tener un gobierno con amplio respaldo popular –en palabras de diplomáticos chilenos- no ha sido posible avanzar en nada que sea de beneficio para el pueblo de Bolivia.

Es más, le seguimos regalando las aguas del Silala. Exportamos todos nuestros productos –incluidos nuestro principal producto industrializado, la cocaína- por puertos chilenos generándoles un movimiento económico extraordinario, y lo que es peor tenemos una balanza comercial (ventas menos compras de bienes y servicios) deficitaria o lo que es lo mismo nos venden más de lo que nosotros les vendemos.

Lo que es peor, Chile ya tiene operando una planta regasificadora en la bahía de Quintero, con una capacidad para procesar 10 millones de metros cúbicos por día de gas natural (más de la tercera parte del gas que le vendemos al Brasil) comprando gas de ultramar y de esa manera no depender energéticamente de Bolivia. Así que nuestra capacidad de negociación respecto al mar se ha visto disminuida, y nuestra posibilidad de venderle energía también. Lo insólito es que ahora nosotros le compramos gasolina a Chile.

La actual Constitución en su artículo 267, define como “objetivos permanentes e irrenunciables del Estado boliviano” “la solución efectiva al diferendo marítimo a través de medios pacíficos y el ejercicio pleno de la soberanía sobre dicho territorio”; “sobre el territorio que le dé acceso al océano Pacífico y su espacio marítimo”. El Presidente de Chile ha manifestado "Hoy día la soberanía no está sobre la mesa. El presidente (Sebastián Piñera) ha sido muy claro en esta materia: lo que nosotros estamos buscando es colaborar con Bolivia en un tema que tiene muchísimos años en tratar de mejorar su acceso al mar". Con lo cual se ha cerrado –ya sea por el lado Constitucional o por el lado Chileno- la posibilidad de que Bolivia logre esta reivindicación histórica que tiene fuertes connotaciones económicas.

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