Por la razón o la fuerza, la autonomía está en peligro
El nacimiento del Estado Autonómico fue un proceso largo y muy costoso, pero finalmente con las elecciones del 4 de abril del 2010 y la posesión de sus autoridades el 1 de junio de mismo año, pario la burra.
La autonomía no fue una concesión del Movimiento al Socialismo, se la arrancamos. Y no precisamente los que la enarbolaron como bandera política, sino quienes siempre creímos que la descentralización estaba incompleta y que “el mejor gobierno es el que está más cerca del pueblo”, defendiéndola a su turno de los distintos gobiernos que siempre tuvieron tentaciones centralistas.
Los resultados electorales de las Gobernaciones excepto Pando (donde solo se requieren muy pocos votos para alterar el resultado y aparentemente hubo un fraude) no muestran grandes sorpresas. Lo llamativo es la pérdida en las Alcaldía de La Paz y Oruro, y de otros municipios como Achacachi, Llallagua, Quillacollo y Punata entre otros también del Occidente.
Lo cierto es que inmediatamente después de los resultados e inclusive antes de la posesión de algunas de estas autoridades -Quillacollo es un ejemplo de esto- se inició la cacería de brujas (de alcaldes quise decir) a través de mecanismos judiciales, que posteriormente fueron “legalizados” con la aprobación de la Ley Marco de Autonomías y Descentralización.
A su turno cayeron los alcaldes de Quillacollo, Punata, Sucre, Potosí, Warnes, Pailon y Buenavista, sin olvidar que están en proceso la Alcaldesa de Oruro y estuviera en cartera el Alcalde de La Paz. Lo propio ocurrió con el Gobernador de Tarija (ahora en el exilio), y se está cocinando –si cocinando- la destitución de los Gobernadores del Beni y Santa Cruz. Y si para esto se tiene que inventarse la existencia de un pueblo indígena o abrir causa contra ellos por comprar autos usados, nombrar a un delegado anticorrupción o por reparar un motor de luz, no importa.
El proceso autonómico está en crisis; los chinos expresan crisis por dos caracteres, uno que representa peligro y el otro oportunidad.
La verticalidad del mando político en el Movimiento al Socialismo; que inhibe los liderazgos intermedios, sumado a la visión centralista del proyecto político de gobierno que busca la hegemonía total, y sumada la crisis fiscal del gobierno nacional, conspiran contra el desarrollo autonómico del Estado.
Al otro lado de la vereda, se muestra la presencia de referentes –individuales- locales y regionales emergentes, que obligan a pensar en un nuevo sistema político de agregación de visiones y paradigmas, sustituyendo al viejo sistema político centrado en el caudillismo partidario.
Lo cierto ahora es que por la razón o la fuerza –como dice la leyenda del escudo chileno, ahora que está de moda- el Movimiento al Socialismo ha buscado copar todos los espacios estatales institucionales del poder público a través de la toma de los órganos ejecutivo, legislativo, electoral y ahora judicial (división horizontal del poder), del gobierno nacional, los gobiernos departamentales, municipales e indígena originario campesinos (división vertical del poder).
El Estado Autonómico no estuvo, no está y no estará en la visión política del MAS.
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