Por la razón o la fuerza, la autonomía está en peligro

El nacimiento del Estado Autonómico fue un proceso largo y muy costoso, pero finalmente con las elecciones del 4 de abril del 2010 y la posesión de sus autoridades el 1 de junio de mismo año, pario la burra.

La autonomía no fue una concesión del Movimiento al Socialismo, se la arrancamos. Y no precisamente los que la enarbolaron como bandera política, sino quienes siempre creímos que la descentralización estaba incompleta y que “el mejor gobierno es el que está más cerca del pueblo”, defendiéndola a su turno de los distintos gobiernos que siempre tuvieron tentaciones centralistas.

Una vez conocidos los resultados electorales de las elecciones de abril del 2010, el Movimiento al Socialismo había logrado la victoria en 6 de las 9 Gobernaciones; aunque tenía mayoría simple en 8 de las 9 Asambleas Legislativas Departamentales, y solo había logrado ganar en 2 de los 10 principales Gobiernos Municipales (9 capitales de departamento y El Alto). A pesar del fuerte bajón de electores que votaron por el partido de gobierno que en menos de cuatro meses (diciembre de 2009 a abril de 2010) obtuvo casi un millón de votos menos.

Los resultados electorales de las Gobernaciones excepto Pando (donde solo se requieren muy pocos votos para alterar el resultado y aparentemente hubo un fraude) no muestran grandes sorpresas. Lo llamativo es la pérdida en las Alcaldía de La Paz y Oruro, y de otros municipios como Achacachi, Llallagua, Quillacollo y Punata entre otros también del Occidente.

Lo cierto es que inmediatamente después de los resultados e inclusive antes de la posesión de algunas de estas autoridades -Quillacollo es un ejemplo de esto- se inició la cacería de brujas (de alcaldes quise decir) a través de mecanismos judiciales, que posteriormente fueron “legalizados” con la aprobación de la Ley Marco de Autonomías y Descentralización.

A su turno cayeron los alcaldes de Quillacollo, Punata, Sucre, Potosí, Warnes, Pailon y Buenavista, sin olvidar que están en proceso la Alcaldesa de Oruro y estuviera en cartera el Alcalde de La Paz. Lo propio ocurrió con el Gobernador de Tarija (ahora en el exilio), y se está cocinando –si cocinando- la destitución de los Gobernadores del Beni y Santa Cruz. Y si para esto se tiene que inventarse la existencia de un pueblo indígena o abrir causa contra ellos por comprar autos usados, nombrar a un delegado anticorrupción o por reparar un motor de luz, no importa.

El proceso autonómico está en crisis; los chinos expresan crisis por dos caracteres, uno que representa peligro y el otro oportunidad.

La verticalidad del mando político en el Movimiento al Socialismo; que inhibe los liderazgos intermedios, sumado a la visión centralista del proyecto político de gobierno que busca la hegemonía total, y sumada la crisis fiscal del gobierno nacional, conspiran contra el desarrollo autonómico del Estado.

Al otro lado de la vereda, se muestra la presencia de referentes –individuales- locales y regionales emergentes, que obligan a pensar en un nuevo sistema político de agregación de visiones y paradigmas, sustituyendo al viejo sistema político centrado en el caudillismo partidario.

Lo cierto ahora es que por la razón o la fuerza –como dice la leyenda del escudo chileno, ahora que está de moda-  el Movimiento al Socialismo ha buscado copar todos los espacios estatales institucionales del poder público a través de la toma de los órganos ejecutivo, legislativo, electoral y ahora judicial (división horizontal del poder), del gobierno nacional, los gobiernos departamentales, municipales e indígena originario campesinos (división vertical del poder).

El Estado Autonómico no estuvo, no está y no estará en la visión política del MAS.

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