Antes del COVID-19 y después del COVID-19 (a.C. y d.C.)
Hace más de dos mil años, se escribió un parteaguas en la
historia de la humanidad a partir del nacimiento de Cristo; el hijo de Dios para
nosotros los Católicos, que dividió los hechos del mundo en antes de Cristo
(a.C.) y después de Cristo (d.C.). A lo mejor es un tanto pretencioso, igualar lo que nos está
ocurriendo con el Coronavirus o COVID-19, con semejante suceso histórico, pero
les aseguro que sin duda habrá un antes del Coronavirus y un después del
Coronavirus en la historia reciente del mundo.
Cosas tan naturales como salir a la calle, subirse a un
transporte público, relacionarnos directamente con nuestros familiares, amigos
o colegas, darse un apretón de manos, un abrazo o un beso, ir a un mercado, a
un bar, a una fiesta, a un partido de fútbol, a un concierto, sin el miedo de
un posible contagio parece que quedarán en el recuerdo o cuando menos tendremos
que tomar algunas medidas como usar un barbijo, lavarnos las manos con jabón
con frecuencia y mantener la distancia social si queremos hacer algo parecido a
lo que hacíamos antes.
Y no sólo han cambiado las cosas absolutamente comunes y
aparentemente intrascendentes, si no también nuestras relaciones personales y
profesionales, nunca antes habíamos pasado tanto tiempo en nuestras casas (los
que estamos siguiendo la cuarentena) teniendo al mismo tiempo que resolver comprar
los alimentos (con las limitaciones propias de la emergencia sanitaria),
preparar la comida (desayuno, merienda, almuerzo, cena, etc.), lavar los
trastes, lavar, secar y planchar la ropa, limpiar y ordenar la casa, atender a
los hijos o a nuestros padres, ahhh y casi me olvido también tenemos que
trabajar. Y de repente no hay separación entre ninguna de todas las labores, porque
todas ocurren en el mismo espacio y tiempo, o por lo menos eso parece.
Y como ha cambiado el trabajo? Pues el celular, la
computadora y una buena conexión de internet se han convertido en las
principales herramientas de trabajo, y si antes era imprescindible viajar para
una reunión importante, ahora ya no lo es tanto porque llegó Zoom, Meet, Teams,
Webex, Skype o cualquier otra aplicación que nos permite tener una
videoconferencia entre varios colegas que además comparten sus documentos,
presentaciones, aplicaciones o pizarra para negociar “in video”.
Y la escuela? Pues resaltó como nunca las diferencias entre
la educación pública y la privada, donde el factor más importante es que en una
la constante es el pero y en la otra el como; diferencias que prometo será
motivo de otro artículo. Lo único que quedo claro es que la ilusión de la
igualdad en la educación quedó absolutamente destrozada, porque mientras en las
escuelas privadas (inicial, primaria, secundaria o universidad) siguen pasando
clases virtuales con toneladas de tareas para “justificar” el trabajo del docente
y por ende su paga, en las escuelas públicas los alumnos, al igual que sus
papás, están ocupados en subsistir a la crisis, porque en la mayoría de los
casos sus ingresos dependen del día a día con fuentes de empleo temporal o de
autosustento.
Lo cierto es que las cosas no son ni serán iguales y siempre
recordaremos (nuestra generación) un antes y después del COVID-19.
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