Electromovilidad urbana, el presente del transporte limpio

El sector de transporte representa una gran cantidad de las emisiones globales de CO2, y sacarlo de los combustibles de origen fósil tendría un gran impacto en la lucha contra el cambio climático. Y “esto solo será posible a través de la electrificación masiva del sector de transporte, junto con la descarbonización de la red eléctrica utilizada para cargar vehículos eléctricos“, según una investigación de Diálogo Interamericano.

Por eso que la electromovilidad se concentra inicialmente donde hay mayor densidad de población y por ende de contaminación. Primero porque genera un beneficio ambiental incalculable; aunque cuantificable, y segundo porque la infraestructura que se requiere adoptar genera una economía de escala muy interesante en este tipo de ciudades.

El acelerado crecimiento de vehículos eléctricos es una consecuencia de lo que está ocurriendo en el mercado automotriz, y la inusual apuesta de un multimillonario como Elon Musk, más que una política pública de algún gobierno en particular.

Mientras en Norteamérica se ha pensado la electromovilidad urbana para sustituir el auto privado a combustión por uno eléctrico, en Asia y las principales ciudades de Latinoamérica se ha pensado más en el transporte público y en motos.

En el caso de Bolivia, adicionalmente al beneficio ambiental que representa la utilización de los vehículos eléctricos, representaría además un ahorro importante de divisas; dado que el país tiene que importar la gasolina porque el petróleo que extraemos es muy liviano, y también significaría un ahorro considerable para el Tesoro General del Estado, pues el precio de la gasolina está subvencionado.

Actualmente el precio de la gasolina en Bolivia es de 0.544 dólares por litro y en Chile de 0.996 dólares por litro, esto significa que aproximadamente el país gasta (a precios de mercado) 0.452 dólares por litro en la subvención de la gasolina. Suponiendo que un vehículo recorre 12,000 km por año y que el consumo sea de 1 litro de combustible por cada 12 kilómetros, esto significa que se consume 1,000 litros en un año por vehículo, es decir el Estado boliviano se ahorraría 452 dólares por año por vehículo en la subvención de la gasolina, si este fuera reemplazado por un vehículo eléctrico, más la posibilidad de tener 996 dólares disponibles para cualquier otra importación y/o mejorar nuestra balanza comercial.

En el caso de Cochabamba, el gobierno decidió encarar la construcción del Tren Metropolitano invirtiendo cerca de 450 millones de dólares; proyecto que a la fecha NO está concluido, y que será una aspirina para el grave problema de transporte público y la contaminación que tiene la ciudad de Cochabamba.

Con ese monto se podía haber comprado 2,500 buses con una capacidad de 80 pasajeros cada uno y una autonomía de 365 km, es decir que puedan realizar el recorrido desde Quillacollo a Sacaba 10 veces sin tener que parar a cargar electricidad. Eso hubiera significado tener una flota de 5 veces la cantidad de buses eléctricos en las ciudades latinoamericanas.

Los buses eléctricos generan entre un 25% y un 70% menos de ruido que las unidades diésel normales y ahorran 60 toneladas de emisiones de CO2 por bus al año aproximadamente. Poseen un precio mayor al de los buses diésel, pero siguen siendo competitivos durante sus ciclos de vida de casi 20 años, ya que los costos operativos (electricidad en lugar de combustible) son hasta un 76% más bajos. El mantenimiento como reparaciones y cambio de neumáticos también es un 25% más barato.

Mientras tanto, Quantum; una empresa boliviana pionera en la fabricación y comercialización de vehículos eléctricos, es una iniciativa 100% privada que acaba de cumplir dos años de existencia, siendo un éxito comercial en el país a tal punto que ha logrado una alianza con una empresa mexicana para fabricar los mismos en México con miras a entrar al gran mercado norteamericano. Su apuesta es ofrecer “soluciones eficientes, económicas y ecológicas mediante la provisión de transporte eléctrico en toda su gama (autos, motocicletas, triciclos, bicicletas, monopatines y otros) con el fin de mejorar los sistemas de movilidad urbana y cuidar el medio ambiente” según su propia página web.

Junto con Quantum, se crearon Walawa y Trippy, dos empresas de scooters (patinetas) eléctricas que sirven para movilizarse de un lugar a otro de forma práctica, rápida y sin generar emisión de gases contaminantes, reforzando la creación de iniciativas que apuestan por la electromovilidad urbana.

Por eso es necesario pensar en un modelo de desarrollo urbano asociando la electromovilidad urbana a las ciudades (inteligentes) del presente, que incluyan resolver la infraestructura adecuada de recarga y el uso de energía limpia como fuente de alimentación, para descarbonizar la economía y tener un trasporte urbano limpio.

Comentarios

Entrada Populares

Muerto el perro, se acabó la rabia

Datos, el nuevo petróleo del Siglo XXI

La falsa nacionalización de Evo

Pacto Fiscal y Autonomías

Los ratones cuidando el queso