Y ahora, ¿a quién le echamos la culpa?
Seguramente esa debe ser la principal preocupación que comparten miembros del gobierno nacional, departamental y municipal, y los ejecutivos de los diferentes sectores sociales que abiertamente manifestaron su apoyo incondicional a Evo Morales y al proceso de cambio. Y ahora, ¿a quién le echamos la culpa? ¿A quién le echamos la culpa de la subida de la gasolina? A los miles de bolivianos que se benefician de contrabandear (exportar sin pagar impuestos, generando grandes ingresos para ellos y divisas para el país) a los países vecinos gasolina en botellitas de Coca Cola pegadas a sus cuerpos. A la incapacidad de la Aduana Nacional o del COA, o mejor de la Policía Boliviana o del Comando Conjunto a la cabeza de Juan Camión Quintana. A los neoliberales del pasado que osaron subvencionar los precios de los carburantes para evitar una presión inflacionaria sobre los alimentos básicos de la canasta familiar.